- Porque las ciudades no son un instrumento especulativo.
- Porque no queremos la mercantilización del espacio público.
- Porque queremos una ciudad para los ciudadanos.
- Porque otra ciudad es posible.
VEN CON TU COMIDA, BEBIDA SIN ALCOHOL, MANTEL A CUADROS SI ES POSIBLE Y UNA PLANTA.
MEJOR CON LA FAMILIA COMPLETA (ABUELOS Y NIÑOS INCLUÍDOS).
Habrá juegos infantiles.
Podéis leer el manifiesto en el que se explica más detalladamente la reflexiones del grupo y los propósitos de la acción.
MANIFIESTO GRUPO CIUDAD, ASAMBLA MEDIO AMBIENTE
Desde el 15M, decenas de miles de ciudadanos y ciudadanas han salido a
la calle para demostrar su descontento. Millones los han seguido con aprobación
desde sus casas. La palabra que define este movimiento es indignación, y las
causas de esta indignación podrían resumirse en: falta de democracia real y
mercantilización de la sociedad, favoreciendo los intereses privados en perjuicio
de lo público. Se ha dado la espalda a los actores principales de la democracia,
los ciudadanos y ciudadanas. No es casualidad que se haya definido el 15M como
un "movimiento ciudadano": la ciudad es el primer ámbito en que las personas
ejercemos nuestros derechos y cumplimos con nuestros deberes.
Dentro del grupo de Medio Ambiente, perteneciente a su vez a la Asamblea
Popular de Madrid, se ha creado un subgrupo de Ciudades que aglutina a
personas muy diversas. Uno de los elementos que nos une es la indignación ante
el avance de lo privado frente a lo público: creemos que esas causas de
indignación están presentes de forma evidente en la ciudad.
La falta de democracia real se traduce aquí en una planificación urbanística
hecha a espaldas de los ciudadanos y ciudadanas que prima los intereses
económicos de unos pocos.
La mercantilización de la sociedad se plasma en una privatización de facto
del espacio público, en el que los ciudadanos dejan de ser tales para pasar a ser
consumidores, y el espacio público mismo se convierte a su vez en mercancía.
Este documento pretende recordar a la Sociedad todas estas inquietudes y
preocupaciones. Sin embargo, éstas no son nuevas: los movimientos sociales
llevan años denunciando estos desmanes, por lo que son perfectamente
conocidas por los ayuntamientos, que se ven obligados a juegos malabares con el
lenguaje, para disfrazar la realidad. Así, sus declaraciones van desde el doble
lenguaje hasta la mentira más evidente:
- Mienten cuando afirman que "la revisión del Plan de Urbanismo tiene que ser
fruto del concurso de la sociedad civil, de los agentes económicos y sociales, de la
participación ciudadana". Sus acciones se caracterizan especialmente por
procedimientos administrativos que impiden la implicación ciudadana. Olvidan que
ostentar la mayoría absoluta en un ayuntamiento no significa gozar del apoyo de la
mayoría de ciudadanos y ciudadanas para un proyecto concreto.
- Disfrazan de "ecológicos y verdes" proyectos que no sólo no lo son, sino que
desplazan e incluso fomentan la contaminación y el derroche de recursos. Hablan
de "mejora del paisaje urbano" y de "la integración de la naturaleza en la ciudad"
mientras construyen plazas sin árboles ni fuentes.
- Quieren al “peatón como protagonista de la escena urbana, [en] un espacio
público universalmente accesible", pero se refieren al peatón que va de una tienda
a otra, sin ser entorpecido por mobiliario urbano. Piden, de hecho, que cuando se
esté ocupando "recursos públicos gratuitos, sea obligatorio abandonar la vía
pública" para pedir el desalojo de mendigos y, en general, de todo aquel que no
sea un consumidor.
- Se dice que la mercantilización del espacio público es para aliviar el enorme
agujero en las arcas municipales, considerando que cualquier fuente de ingresos
es buena para reducir la deuda. Lo que no se dice es que esa deuda es a su vez
consecuencia de las obras faraónicas realizadas en dicho proceso de privatización
del espacio público. Que, en estas circunstancias, se diga que "Lo público tiene
que saber dar un paso inteligente hacia atrás para que ese espacio lo ocupe lo
privado" es sencillamente insultante.
- Se nos pregunta "¿qué pasaría si nunca pasara nada?". La respuesta es que
tendríamos una ciudad para los ciudadanos.
En suma, miramos a nuestro alrededor y vemos lo contrario de lo que se
nos promete. Las declaraciones aquí expuestas muestran claramente el perfecto
conocimiento por parte de muchos de nuestros alcaldes de la problemática que
exponemos y de las demandas ciudadanas que aquí recogemos. Muestran
también cómo esas denuncias son explícitamente ignoradas e incluso, en lo que
constituye un insulto a la inteligencia, utilizadas para vender a la opinión pública
las mismas actuaciones que denunciamos.
Todas las declaraciones anteriores corresponden al Ayuntamiento de
Madrid, cuya deuda es de 6.453 millones de euros al cierre de 2010, según el
Ministerio de Economía, y de 9.295 millones de euros (2.900 por cada madrileño)
según el estudio realizado por ex-funcionario Jesús Rodríguez Molina. Pero podría
corresponder prácticamente a cualquiera. Un elemento específico de Madrid que
ejemplifica a la perfección lo que denunciamos es la intencionada falta de
transparencia en los gastos derivados de las candidaturas olímpicas de Madrid. En
esta ciudad se construyen otros macroproyectos de discutible necesidad, como la
carísima ampliación de la M30 o la Caja Mágica, se criminaliza al mendigo y se
eliminan árboles, fuentes y bancos de plazas como Sol, Santa Ana, Callao o la
Plaza Mayor.
Las plazas de nuestras ciudades son quizás el reflejo más sangrante de
este fenómeno que denunciamos: se han vaciado para su explotación económica;
ya no son sitios de encuentro, debate, intercambio y convivencia: se han
convertido en lugares de compra o de tránsito. Es por eso que hemos elegido una
de ellas para nuestra primera acción.
Queremos, efectivamente, ser los protagonistas de la escena urbana.
Queremos que nuestras calles y plazas sean accesibles para todos y todas.
Queremos mejorar el paisaje urbano.
Eso estamos haciendo, aquí y ahora.
No hay comentarios:
Publicar un comentario