El nuevo edificio forma parte de un complejo mayor que incluye casas para profesores, un pozo, parcelas y un equipamiento deportivo. El edificio y sus materiales se adaptan perfectamente tanto al clima local como a las posibilidades económicas del proyecto. Una gran cubierta en voladizo une tres clases dispuestas linealmente. Entre las aulas aparecen espacios exteriores cubiertos, utilizados para dar clase o jugar. Los muros y techos se resuelven con bloques de arcilla hechos a mano por habitantes del lugar. Esto proporciona inercia térmica y reduce la fluctuación de temperatura.
La cubierta en voladizo arroja sombra sobre la fachada y la protege del agua de lluvia, al tiempo que el aire puede circular entre el techo de las aulas y la propia cubierta. El pavimento es de tierra batida. Las persianas metálicas permiten diferentes tipos de apertura para el paso del aire y la luz a través de las grandes ventanas. La madera, difícil de obtener y sensible al ataque de las termitas, es usada sólo en elementos puntuales.
Los habitantes de la aldea participaron en todas las fases del proceso de construcción. Unos programas de formación les enseñaron a hacer los bloques de arcilla, herreros locales fabricaron la cubierta y las persianas, los niños ayudaron a mover las piedras y las mujeres ayudaron en el transporte del agua desde varios kilómetros de distancia.
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